Cuba está de moda. Sobre el desfile de Chanel en la Habana.



Cualquier evento internacional tiene normas de seguridad y protocolo. Dentro de esas normas está definido como objetivo central, a quién proteger y de qué o de quién, proteger. Lo que no es admisible es que esta protección haya estado tan desmedida y marcada contra el público. Público, nunca mejor dicho, dado el lugar donde se efectuó el desfile de Chanel, el Prado de La Habana. 
Como concepto y propuesta cultural es muy interesante a partir de que, en mi criterio, la población cubana a vestido siempre muy bien, a pesar de la escases perpetua económica y las limitaciones de comunicación y conexión a través de internet, publicaciones de revisitas y otros medios de promoción y tendencias de la moda.
Las mujeres y los hombres cubanos nos las hemos agenciado para llevar los trapos, al menos un trapo, a la moda. Esta peculiaridad viene de antaño, "lo que triunfaba en La Habana, triunfaba en el mundo", desde la música, el cine, hasta la moda. Las producciones americanas se estrenaban en Cuba y si funcionaban era entonces el crédito para el lanzamiento al mercado.
El desfile bien podía  haberse organizado de otra manera, sin haber aislado a través de las barreras policiales una parte del público. Podían haber estado sentado en gradas, a cada lado del paseo, tal como se montan o montaban para los carnavales, donde la visibilidad se alcanzara por igual con unos tres elevados, sin llegar a ser tribuna presidencial, sino como reservado público y vecinal para los que quisieran disfrutar del desfile, y no a 300 metros en las entre calles, separados como potros. 
Creo que la elegancia de Chanel exhibida esta vez, en un escaparate muy de moda - Cuba está de moda -ha quedado empañado, y sobretodo cuestionado por la opinión pública como otras tantas veces ha ocurrido en la isla. Se ha lastimado a los lastimados.
Me duele mucho ver ese separatismo tan marcado. Tal parece una barrera entre ricos y pobres, entre negros y blancos. Puedo incluso recibir la sensación de quienes a penas se distinguen en la fotografía por la distancia. Posiblemente no eran vecinos  de los portales del Prado, como se muestra en múltiples imágenes que hay en la red, sino de otros lugares que no tenían acceso a los balcones ni portales. 
No dudo que pueda haber intención de cambios, de apertura, de deshielo. Pero mientras continúen imágenes como estas, el cambio seguirá siendo para unos pocos. Y digo más. Muchas veces hay imposiciones y frenos, por la mediocridad de personajes intermedios-altos, generalmente políticos, que no tienen oficio y sí mucho beneficio, cuando organizan eventos, conciertos y/o espectáculos como este. Con gente así, tuve que navegar algunas veces mientras mi hígado se recocía. Navegar con un capitán con el norte perdido y sin sentido común, es naufragar en el intento, pero "donde hay capitán no manda marinero".

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